Primer reconocimiento público de dos obras capitales del patrimonio industrial hidráulico español
Existe un acuerdo general sobre la consideración del Salto de Salime, obra de Joaquín Vaquero Palacios, como uno de los ejemplos más sobresalientes de la arquitectura asturiana del siglo XX, y así lo acredita el hecho de que disfrute del nivel de protección más elevado, al haber sido declarado Bien de Interés Cultural. Sin embargo, el Río Navia cuenta además con otras dos obras de enorme interés cuyo excepcional valor patrimonial aún es poco conocido por la población de nuestro Valle y en general por sociedad asturiana. Ambas son centrales hidroeléctricas diseñadas por el mismo arquitecto, Ignacio Álvarez-Castelao, para la empresa Electra de Viesgo, Silvón (1955-1958) y Arbón (1962-1969), y su calidad les ha valido ser seleccionadas para figurar en la exposición titulada
Una Edad de Oro: arquitectura en Asturias 1950-1965, inaugurada el pasado 4 de abril en el Museo de Bellas Artes de Asturias y que podrá visitarse hasta el 21 de mayo.
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Panel de la Exposición dedicado a la Central de Silvón |
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Detalle de la vidriera, obra de Antonio Suárez |
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Interior de la sala de máquinas de la Central de Arbón |